miércoles, 29 de junio de 2011

El Cuidado pastoral de las vocaciones Franciscanas (RRFF)


1) Descripción102. El cuidado pastoral de las vocaciones emana del testimonio de vida franciscana, individual y comunitaria, y consiste en el conjunto de las actividades pastorales desarrolladas por los hermanos y las fraternidades a fin de que cada cristiano pueda seguir la propia vocación especifica en la Iglesia, y, en particular, en la propuesta del carisma de san Francisco como proyecto global de vida (cf. CC.GG. 144; 145 § 2).

2) Objetivos103. La pastoral vocacional se propone hacer sensible al pueblo de Dios de su responsabilidad respecto a la vocación de cada hombre (cf. CC.GG. 144), y «suscitar, acoger y sostener nuevas vocaciones» (CPO 81, 24) a la Orden de Hermanos Menores.104. La pastoral vocacional hace consciente a cada Fraternidad provincial de que el testimonio de vida de los hermanos es la principal fuerza atractiva para los cristianos que buscan su vocación (cf. CC.GG. 145 § 1).105. La pastoral vocacional ayuda a las fraternidades a anunciar y proponer con el ejemplo y con la palabra una imagen clara, completa y realista de la vida del hermano menor hoy.

106. La pastoral vocacional prepara a las fraternidades para acoger a aquellos que se muestran interesados por el carisma franciscano, para que encuentren una propuesta concreta de vida, según la invitación de Jesús: «Venid y lo veréis» (Jn 1,39).

107. La pastoral vocacional sostiene y acompaña a los aspirantes en su camino de fe, para que se conozcan a sí mismos, descubran cada vez mejor la figura de Jesucristo y la de san Francisco, y puedan discernir la propia vocación, a fin de llegar a una elección de vida.

108. La pastoral vocacional presta especial atención a la fe católica de los posibles candidatos a la Orden (cf. 2 R 1), teniendo en cuenta que los ambientes de los que proceden no siempre ofrecen la posibilidad de conocer y practicar una auténtica vida de fe.


3) Medios

109. Cada Fraternidad provincial elabore un plan de pastoral vocacional en comunión con la Iglesia local y con la Familia franciscana.

110. La Fraternidad provincial actúe de modo que cada hermano se sienta responsable de las vocaciones; favorezca la formación de algunos hermanos en la pastoral juvenil y vocacional, y confíe esta tarea a hermanos o fraternidades que sean más aptos para este tipo de actividad.

111. Cada Fraternidad provincial disponga de las estructuras necesarias para acoger y cultivar las vocaciones a la vida franciscana, por ejemplo, casas de acogida, centros vocacionales, etc.

112. Cada Fraternidad local, para cuidar las vocaciones, arbitre los medios más adecuados para entrar en contacto y en diálogo con la cultura circundante y especialmente con la realidad de los jóvenes de hoy.

113. El cuidado pastoral de las vocaciones es coordinado por el Animador provincial de las vocaciones, al que corresponde realizar el plan provincial de pastoral vocacional, sensibilizar a los hermanos, favorecer la participación de colaboradores locales, y actuar en unión con el Secretariado provincial para la Formación y los Estudios, según las disposiciones de los Estatutos Generales.

114. La pastoral vocacional tiene su ambiente principal y natural en los movimientos juveniles, en las actividades locales e iniciativas provinciales, y en otras realidades eclesiales, y encuentra la mejor colaboración en la presencia y la actividad de la Segunda Orden, de la Orden Franciscana Seglar y de los demás Institutos de la Familia franciscana.

115. El acompañamiento vocacional debe seguir un proceso de formación preciso y preestablecido que promueva la madurez humana, cristiana y vocacional, y que comprenda al menos las siguientes fases, adaptadas a los diferentes lugares y culturas:

a) La necesaria iniciación en la vida de fe y primera experiencia vocacional;

b) profundización de la propuesta vocacional, a través del conocimiento de la vida religiosa, de la espiritualidad franciscana, de las características y actividades de la Orden;

c) decisión de los aspirantes de emprender el camino de formación inicial y de experimentar la vida franciscana.

116. El camino del aspirante debe ser evaluado para comprobar la autenticidad de su vocación y de su idoneidad personal. Por eso, cada Provincia o Conferencia establezca algunos criterios fundamentales de discernimiento, como por ejemplo:

— Razonable salud psico-física;
— necesario grado de madurez afectiva y emocional;
— superación del egocentrismo;
— libertad psicológica;— autonomía y capacidad de iniciativa personal;
— sentido de responsabilidad y autocontrol;
— estabilidad en las opciones;
— aceptación de sí y de los otros;
— espíritu de colaboración;— aptitud para vivir en comunidad;
— práctica de la fe católica;
— espíritu de oración y devoción;
— interés por el carisma franciscano.


Vocación Franciscana